sábado, 2 de junio de 2012

Diez años

Toda historia tiene un comienzo y la nuestra en Casa de Galilea data de finales del año 2001.

Luego de la experiencia dolorosa de Diciembre de aquel año, decidí pasar la Navidad en el Barrio de la Cava compartiendo la nochebuena con Anibal Filippini junto a un grupo de familias.

Con el fracaso del Gobierno de la Alianza, sentía que algo más se derrumbaba en mi vida, cerca de cumplir treinta años, recientemente separado y con la certeza de saberme sin trabajo era un muy buen momento para replantearse cosas. Eso hice yo, muchos compañeros de militancia vivían de la actividad política y yo sentía que si no tomaba distancia no podría comprender de que iba el cambio que la sociedad quería, por ello desistí de seguir rentado en el estado y comencé un largo proceso de supervivencia por fuera de la estructura de la financiación política ordinaria, sin dejar de hacerla full time, hasta que accedí a ser Concejal en mi ciudad en el año 2009.

A la distancia suena light, pero en aquellas horas era un dilema existencial que implicaba realizar un camino en soledad el cual, hoy, observo como satisfactorio ya que me ayudo a observar la realidad de otra manera. Ni mejor, ni distinta, solo de otra manera.

Entonces me comprometí con el Cura Párroco a estar cuatro horas todos los viernes, con el solo próposito de colaborar con los vecinos del barrio que necesiten ayuda para gestionar el acceso a sus derechos frente al Estado o privados. Sin Plan, solo a escuchar u observar.

Así las cosas el primer viernes de Marzo del año 2002, me senté a esperar en una pequeña oficina de la Casa de Galilea con un termo y un mate que generosamente (aunque con un gruñido por parte de Rosa Medina) me prestaron.

El primer mes fue en soledad, nadie sabía que hacía yo allí y creo que yo tampoco.

Al poco tiempo Marcelo Avalos, padre de Mariano, se acerco con una consulta y entonces comenzó otra historia que derivo luego en una causa que al día de hoy nos sigue movilizando, la causa de los indocumentados.

Luego vinieron nuevos casos, comenzaron a llegar consultas de vecinos por el acceso a la pensión, planes sociales, jubilaciones, temores varios, etc.

Para el año 2004 cada viernes unas veinte personas se acercaban religiosamente para traer nuevas consultas, ya que por comentarios de vecinos en esa oficina le solucionaban los problemas.

Al poco tiempo comenzaron las consultas sobre inmigrantes, cuando aún regía una vieja legislación casi expulsiva, por lo cual se sumo al equipo mi querido amigo Gonzalo Lantaron quién conoce y mucho sobre la temática.

A fines de 2005 el promedio de consultas eran cincuenta a sesenta personas y la incorporación de Miguel Cruzalegui nos permitió ordenarnos, darle mayor eficacia a nuestro trabajo, construir estadísticas, hacer seguimiento pormenorizado de los casos, prepararnos para el salto cuantitativo y cualitativo que íbamos a dar a comienzos del año 2006 con la firma de un convenio de mutua cooperación con la Dirección Nacional de Migraciones.

Solo el primer día de atención la cola llegaba a los doscientos metros. Recuerdo que comenzamos esa mañana a atender a las 10hs y nos fuimos luego cerca de las 3AM del día siguiente.

Luego vino la etapa del reconocimiento de la comunidad y de diferentes actores de la sociedad civil que valorizaron mucho nuestro trabajo, mucho más de lo que hicieron nuestros compañeros de militancia política.

Nosotros pudimos aprovechar nuestra modalidad de trabajo para volver a enamorarnos de la actividad política, sin banderas solo haciendo, sin pedir nada a cambio. Haciendo, haciendo, haciendo, en silencio y con la certeza que el tiempo es el único aliado cuando la causa es justa.

Esta historia que nos encuentra cada viernes en el mismo lugar diez años después, no puede ser contada del todo si no mencionamos a algunas personas que han colaborado con su esfuerzo, su tiempo y su entrega

Maria Rosa Medina, Federico Perez Gaviola, Daniela Storani, Axel Cantlon, Milagros Lijo, Graciela Raggio, Carlos Díaz, Clarisa Adem, Facundo Hernandez, Cecilia Insaurralde, Alejo Carrera Lobo, Mariano Avalos, Inés Selvood, Juan Carr, Luis Freitas, Aníbal Filippini, las chicas de Galilea (Zuni, Baez, China, Elena, la Chana) Edith, Valeria Della Zoppa, Andrés Tripodi, Fernando Martinez Granata, los medios de comunicación de San Isidro y a unos tantos más que atesoramos en nuestros corazones

Pero hay una persona de la cual no podemos olvidarnos y que ha sido clave en toda esta década.

Se trata de Alejo Fernandez Moujan, Alejo para tod@s.
El fue la columna vertebral de todo este proceso, tanto en lo personal como en lo colectivo

Fue el quién puso, de su bolsillo, cada mes un viatico para que pueda viajar a la Ciudad de la Plata con el objetivo de realizar los tramites de inscripción para personas indocumentadas o los pases de transporte para discapacitados, sin saber que tal vez ese dinero era además mi único ingreso que me mantuvo esos años en los cuales estuve ocupado pero no remunerado.

Fue clave en lo colectivo ya que al firmar el convenio con Migraciones, para comenzar a aplicar el programa Patria Grande, la Casa de Galilea exploto de inmigrantes con colas desde la madrugada, con personas que llegaban a cualquier horario para buscar asesoramiento, complicando el funcionamiento ordinario de una institución que a la par no paraba de crecer.

Alejo no solo tuvo la generosidad entonces de modificar agendas de trabajo para favorecer nuestra atención, sino que también puso una nueva línea de teléfono exclusiva para la atención de inmigrantes y se hizo cargo de todo el costo de la impresión de los tramites que realizábamos los viernes y también los lunes porque a esa altura no se daba a vasto para la atención.

Sin su apoyo, seguramente hubiéramos tenido que abortar el proyecto, ya que nuestro único capital eran las ganas y el tiempo. Alejo nos apoyo con algo más que recursos, se comprometió y entendió como nadie que era lo que se estaba haciendo allí.

Por todo ello y por muchos más motivos, el próximo sábado 9 de Junio realizaremos un homenaje para recordar a nuestro querido Alejo con la presencia de amigos, familiares, autoridades públicas y sobretodo personas a las cuales este gran hombre les cambio la vida.

Se cumplen diez años de nuestra presencia en Casa de Galilea y nada mejor para testimoniar ello, que un homenaje denominando nuestro programa de cada viernes Alejo Fernandez Moujan, programa por la inclusión social.

La idea surgió de Miguel Cruzalegui y rápidamente fue aceptado por los miembros de la Asociación de Amigos de Casa de Galilea, sin dudas los continuadores de la obra de Alejo Fernandez Moujan.

Diez años pasaron mientras cambio nuestro país, cambiamos nosotros, cambiaron nuestras vidas pero el compromiso sigue siendo el mismo.

Seguimos.

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