sábado, 26 de febrero de 2011

El colectivo sigue su marcha

Días pasados junto al incansable Luis Freitas, estuvimos en la Fundación Che Pibe de Villa Fiorito, para realizar una jornada de trabajo con vecinos indocumentados que se acercaron al lugar para recibir el asesoramiento necesario para dejar de serlo.

En el mes de Diciembre en la sede del trapito profundizamos el desafío de construir un colectivo por la inclusión social, cultural y educativa cuyo objetivo central de articular esfuerzos por un país con agenda para el Tricentenario.
La inscripción de personas indocumentadas es un requisito indispensable para comenzar a debatir el desarrollo económico, social y cultural de nuestro país.
En este desafío sabemos que las palabras no alcanzan sino no van acompañadas de los hechos, por eso manos a la obra, el colectivo integrado por el iadepp y el trapito, tomo contacto con diversas organizaciones sociales con el fin de llevar la propuesta de trabajo al territorio más profundo de la Ciudad de Bs As y en especial, del Gran Buenos Aires.
Una de estas organizaciones es el MTE, organización mutual que aglutina a los mil recicladores urbanos (antes cartoneros) de la ciudad de Bs As oriundos de Villa Caraza y Fiorito.
De ese intercambio surgió la necesidad de llevar a cabo una primer jornada de trabajo con los miembros de esta cooperativa en su barrio, donde participaron Martin Scotto y Luis Freitas en Che Pibe a fines del mes de Enero.

Del primer abordaje quedo el compromiso de llevar a cabo una segunda jornada, que finalmente concretamos el lunes 21 de Febrero, bajo un calor agobiante, en la que participaron más de cuarenta personas indocumentadas.
La continuación del trabajo en la zona quedará a cargo del iadepp Lanús, en manos del Dr Emiliano Bursese y el equipo de voluntarios que cada sabado atienden en la zona de Caraza.
Hemos asumido un compromiso que no abandonamos y por el contrario honramos en cada uno de nuestros actos, perseguimos la igualdad no desde una retórica tribunera, sino en el contacto directo con quiénes más lo necesitan.
No somos los mejores, no somos los únicos, somos un puñado de mujeres y hombres que seguimos creyendo que las ideas son posibles concretarlas cuando son al servicio de la transformación y no del vacuo deseo del poder por el poder mismo.
En eso nos hemos diferenciado siempre de aquellos que irónicos creen que la política es una actividad exclusivamente en pos de obtener beneficios para unos pocos, mientras tanto, en silencio y paso a paso, estamos construyendo un radicalismo comprometido, solidario y con vocación transformadora.
Sabemos que hay miles de manos y cabezas dispuestas a lograrlo, nosotros somos solo un medio y vamos a lograrlo. No estamos solos, podemos.

domingo, 20 de febrero de 2011

El derecho a otra oportunidad

Alan nació en Agosto del año 1991 en el hospital de Tigre, es el menor de cinco hermanas y al nacer no fue registrado por sus padres, por eso al día de hoy se encuentra indocumentado.

Curso hasta quinto grado de la escuela primaria y en aquellos días acompañaba a su padre en el cirujeo ya que este se había quedado sin trabajo en aquellos años.

Entrada la adolescencia pasaba la mayoría del día en la calle y antes de cumplir quince años ya había salido a robar "de caño" en varias oportunidades.

Al cumplir 18 años, vivía con su novia y el hijo de esta, se dedicaba a robar en casas para mantener la suya y llego a juntar en diferentes botines poco más de setenta mil pesos, televisores y no recuerda cuantas cosas más, que al ser atrapado por la policía se redujeron solo a mil pesos en el informe judicial.

Su testimonio no debe ser muy diferente al resto de los cuarenta "pibes" que forman parte del pabellón 9 de la penitenciaria 47 con quiénes compartí la tarde del viernes pasado, en el marco del programa de asistencia y tratamiento de jovenes adultos del Servicio Penitenciario.

Esta experiencia se encuentra en etapa de evaluación y consiste en formar un pabellón solo integrado por menores de 25 años que cuentan con asistencia psicosocial, vínculo con el circulo familiar y otras acciones tendientes a una posible reinserción social.

Allí el grupo de profesionales del Servicio Penitenciario hacen malabares por la falta de recursos y artículan esfuerzos con la Defensoría del Pueblo de Vicente Lopez, la Pastoral Carcelaria del Obispado de San Isidro, liderado por el Padre Jorge García Cuerva, para que el gobierno de la Provincia de Buenos Aires les asigne docentes para la puesta en funcionamiento de una escuela primaria y secundaria.

Alan ansía tener su DNI algún día y tal vez conseguir un empleo, en eso piensa ahora pero una vez afuera no se imagina ningún trabajo que lo pueda reclutar, pero como faltan nueve años no quiere pensar en esa posibilidad aún.

Los internados pasan en el pabellón la mayor parte del día y evitan el contacto con el resto del penal ya que siempre termina en alguna pelea con los mayores, se anotan a cuanto curso existe de carpintería, panadería, etc. La escuela dicen les permitiría no solo ocupar el tiempo, sino también aprovecharlo para "aprender" y conocer cosas "nuevas".

El derecho a volver a intentarlo no existe en ninguna legislación, pero queda claro que hay personas que tienen ese derecho vedado de antemano.

Desde el Concejo Deliberante vamos a acompañar y promover la instalación de la escuela primaria y secundaria en la penitenciaria 47, tal como lo recomienda el excelente informe que desarrolla la Defensora del Pueblo de Vicente Lopez.

Algo podemos hacer, en eso estamos apostando siempre por una oportunidad para los que nunca la tuvieron. Seguimos